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  • Satomi Motoko

Cuando inicié este proyecto de gamificación sabía que me supondría una regresión a la EGB en toda regla, o a Primaria, que es así como se llama ahora esa etapa en la que dejas de hacer el salvaje en casa para hacer el salvaje en el colegio. Eso sí, sería una vuelta relativa, porque aunque las tijeras y la barra de pegamento siguen siendo los mismos, el hecho de poder imprimir figuricas desde el ordenador en vez de dibujarlas a mano te llena de gozo el alma, como nos hacía cantar la madre superiora en aquella época.

El proyecto contemplaba una serie de recompensas de clan para gastar cuando cada alumno lo considerara pertinente, por lo que, obviamente, necesitábamos dichas recompensas en papel y un tarjetero para guardarlas. Como Japón es la cuna del origami (papiroflexia, según la RAE), era la excusa perfecta para que cada uno se fabricara su propio tarjetero. YouTube, como siempre, tenía el tutorial perfecto, así que tras ponerlo una vez, mis jóvenes shinobi se lanzaron ávidamente a fabricarlo de memoria. La mayoría demostraron una capacidad retentiva insólita y que ya podían poner en práctica a la hora de estudiar para el examen, pero qué le vamos a hacer, "memoria selectiva" lo llaman.

Os dejo el enlace en cuestión por si lo queréis utilizar:


Recompensas de clanes y tarjeteros caseros.


Otro aspecto importante del proyecto era el Muro de Honor, donde colocarían las recompensas individuales y las de clan, así que volvimos a aparcar la tecnología alimentaria y nos pusimos con las manualidades... y el bricolaje, porque las chinchetas se negaban a entrar en la pared a pesar de utilizar un martillo. Al final, la cabezonería shinobi triunfó y el Muro quedó posicionado en el ídem.


Dándole a las tijeras y al pegamento.


Creo que salvo por la colocación periódica de recompensas en el Muro, mis shinobi han aparcado las manualidades, pero presiento que la sensei no. Habrá retos en los que se utilizarán cartas, tarjetas y vete tú a saber qué más, así que no me alejaré mucho de las tijeras...

  • Carolrosego

Semanita en la que inaugurábamos los retos individuales y las batallas de clanes... ¿o no? Tenía clase a primera hora y el proyector funcionaba regulero, parecía que llevara una vela en vez de una lámpara en su interior. Cuando volví a tercera hora dispuesta a estrenar retos, el dichoso chisme decidió que no, que se declaraba en huelga. Subí intrépidamente a una mesa, presioné el botón de encendido y una nube de polvo salió como una ráfaga a través del objetivo. Después, la oscuridad. "Ya me lo he cargado", pensé, mis TIC han perdido la primera letra, ¿que me queda? ¿IC de Imposible Continuar? Bajé con cuidado para no rematar el día descalabrándome y miré la pantalla del ordenador del aula. Estaba roja y las letras, borrosas. Era como si sangrara, o eso me pareció a mí. "Estupendo", pensé, "si hay un poltergeist en la clase, a ver en qué clan lo meto para las batallas".

Afortunadamente, los retos se entregaban en hojas impresas, Internet parecía que funcionaba tanto en los móviles como en los portátiles y para que los alumnos pudieran ver el contador del tiempo del que disponían giré la pantalla del ordenador. Es un poco siniestro ver cómo se escapan los minutos en una pantalla sangrante, pero era tal la concentración que nadie parecía mirar cuánto tiempo quedaba para finalizar cada prueba.

Comenzamos con un reto individual que podía valer 1 o 3 flores de sakura, según la dificultad. Los ánimos estaban altos y todos optaron por la opción "difícil". Por supuesto, era una prueba muy sencilla, estábamos en el primer nivel y había que dejar que se confiaran (juas, juas, juas, risa siniestra). Las batallas de clanes eran otro cantar. Competían por grullas o flores de loto cuyo valor desconocían: "uno de los godai cerca de ti", "ojos sabios guiarán tu camino" o "palabras prohibidas serán permitidas" son las únicas pistas que tenían sobre las recompensas. Aún así, hubo piques por ganar, el orgullo del clan estaba en juego.

Arma shinobi desconocida hasta ahora.


Quiz rápido sobre las propiedades tecnológicas del huevo.


Con el chakra por los suelos como resultado de tanto esfuerzo nos retiramos confiando en que el proyector resucitara gracias al poder de algún jutsu. El proyecto está resultando una tarea de "survival" en toda regla.

  • Carolrosego

Una de las cosas que tenía perfectamente claras cuando empecé este proyecto era que, para introducirnos totalmente en el juego, debíamos convertirnos en personajes. Así que ahí me tenéis, buscando y rebuscando páginas web con las que diseñar avatares similares a los personajes de los animes. Por supuesto, buscando páginas web que puedan abrirse con Windows XP, que es el sistema operativo que tenemos en los miniportátiles y en el ordenador del aula. Desde que el HTML5 llegó para quedarse, los usuarios forzosos del viejico XP las pasamos canutas para consultar determinadas páginas web. Lloriqueos aparte, encontré finalmente la respuesta que buscaba en www.crearunavatar.com

Los avatares estuvieron creados en un santiamén, como no podía ser de otro modo con estas nuevas generaciones tan "tecnológicas" que tenemos. ¿El resultado?, bueno, un psicólogo se pondría las botas analizando nuestros personajes y exponiendo los principales rasgos de nuestra personalidad, y digo "nuestros" porque la sensei fue la primera que se hizo con su avatar. Por supuesto, me cogí los ojos más molones en exclusiva, que para eso una es el espíritu guía del juego. Me pregunto si esto es propio de un carácter controlador y egocéntrico o denota cierta obsesión por la no repetición de características físicas avatariles. Si hay algún psicólogo en la sala... prefiero no saberlo.

El siguiente paso era inventarse el nombre del personaje, japonés, claro. El día anterior les había adelantado que haríamos esta actividad y resultó que prácticamente todos vinieron con la tarea hecha. Vamos, que me colaron una flipped classroom, así, por la escuadra. Esto de la innovación es un no parar, como me descuide me veo haciendo mindfulness en el patio con un jamón de Teruel en el regazo.

Una vez construido el personaje, les propuse que escribieran, de forma voluntaria, una pequeña biografía a cambio de una flor de sakura. Además, debían pensar en un rasgo común que todos los shinobi de un clan (los dividí en dos) compartieran y basar su biografía en eso. Y ya, para terminar de complicar el asunto, debían diseñar el emblema de su clan inspirándose, si querían, en algunos vectores que había descargado. Por supuesto, el emblema debía reflejar el espíritu del clan.

Algunas ideas para los emblemas.


Clan Aikirei concentrado al máximo.


No había terminado de explicar todo esto cuando la clase, de repente, se convirtió en una mezcla de taller literario, estudio de diseño y comuna filosófica. Pues sí, resulta que los alumnos de la FP no solo son técnicos, sino que tienen esa cosa que se trabaja en las clases de Música y Plástica, sí hombre, cómo se llamaba esto que quieren quitar, ah sí, creatividad. Seguiremos informando de cómo evoluciona este insólito descubrimiento.

Llegados a este punto, ya sabíamos quiénes éramos, que no es poco, ya podíamos empezar a pelear.

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